Nos encontramos ante una situación complicada de entender como adultos, pero mucho más difícil de asimilar para nuestros alumnos y alumnas.

Muchos nos hallamos en nuestros hogares en soledad, sin poder disfrutar de un abrazo y/o muestra de cariño de nuestros seres queridos, entre ellos los que son parte de nuestras vidas: nuestros alumnos y alumnas. Pero no debemos olvidar que para ellos somos una referencia en la cual se fijan en su día a día y por ello el contacto, aunque no sea físico, debe mantenerse para que estos se sientan arropados en todo momento.

Aprendiendo nuevos conceptos

Como docentes, hasta este momento, la palabra “teletrabajo” la conocíamos de una forma vaga y muy lejana a nuestra labor. Sin embargo, por causas forzadas hemos tenido que abrir el diccionario y buscar esa dichosa palabra.

Teletrabajo: “Trabajo que se realiza desde un lugar fuera de la empresa utilizando las redes de telecomunicación para cumplir con las cargas laborales asignadas”.

Cuando ya conocemos la definición de esa palabra desconocida, todo el conjunto del profesorado se planteará la siguiente cuestión.

“¿Es posible mantener a mis alumnos motivados desde la lejanía?”

Es complicado encontrar la respuesta correcta a esa pregunta, pero no debemos olvidar que nos debemos a ellos y por ellos buscaremos las herramientas más efectivas para que en estos momentos de distanciamiento se conviertan en acompañamientos virtuales diarios. Así que nos toca reinventarnos y ser estudiantes de las nuevas tecnologías a marchas frenéticas.

En nuestro caso, con los alumnos y alumnos del último curso de la Educación Primaria mantenemos una relación directa a diario. Todas las mañanas organizamos clases virtuales y la aceptación entre los participantes es muy satisfactoria.

Estructura motivante del día

Presentación del “Reto”. Se plantea el “Challenge” a realizar en casa, intentando sacar a relucir su extensa creatividad. Organizando y planteando retos accesibles para todos los alumnos.

Inicio las clases. Antes de empezar con los contenidos, realizamos rutinas donde despertamos su motivación y participación. Destacar rutinas como:  dictado de palabras, competición de deletreo, encuentra el número exacto, cálculo mental… Tras realizar la rutina del día, nos introducimos en los diferentes contenidos a tratar.

Planteamiento de dudas y preguntas. En esta última fase, dejamos los contenidos curriculares a un lado y focalizamos estos últimos momentos del día para que los alumnos puedan expresar sus sentimientos. Es una parte del día muy emotiva, porque a pesar de su corta edad, se puede comprobar la madurez que van adquiriendo cada día y las reflexiones tan llenas de sentimiento.

 “Rendirse no es una opción”

Somos humanos y cada día es diferente para cada uno, pero como docentes tenemos que intentar ser sus mejores oyentes y en muchos casos aportar nuestros consejos para sacar el lado más positivo de cada instante.  Nos vamos a encontrar dificultades y trabas con este tipo de enseñanza nueva para todas y todos, pero debemos ser fuertes y en los momentos complicados ayudarnos los unos a los otros como seres sociables que somos.

Estamos tocados sí, pero no hundidos; sin embargo, cuando volvamos todos a reencontrarnos, volveremos mucho más fuertes.

 

Víctor Martínez
Cotutor de 6º EP en Trilema Av. América

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