En el momento en que nuestros hijos se encuentran en el proceso de iniciación a la vida escolar, las familias empezamos a experimentar un cambio en la rutina que se transforma y adquiere un nuevo punto focal: el pequeño gran mundo del colegio.

Ese lugar en  donde nuestros peques vivirán muchas horas del día sin nuestra compañía y en manos de un grupo de personas  en quienes nos vemos “obligados” a confiar, y por ende, el lugar donde experimentarán incontables experiencias, vivencias y anécdotas que les convertirán tarde o temprano en seres independientes y autónomos listos para convivir en una sociedad mucho más grande que el núcleo familiar, porque conocerán a sus profes, sus primeros amigos y compañeros de clase, y esas personas que día a día formarán parte del mismo. En definitiva: se convertirán en estudiantes.

Es así como los padres reconocemos la necesidad de involucrarnos en una nueva dinámica que no está separada de la vida familiar, sino que, por el contrario, se complementa con nuestro apoyo dentro y fuera del colegio. Los padres y madres inevitablemente, extendemos a través de nuestros niños un fino hilo rojo que nos conecta con la dinámica escolar.

En Trilema Avda. América no se puede soltar ese hilo. Estamos destinados a permanecer cercanos a la amplísima gama de sucesos que todos los días pasan puertas adentro. Cada jornada trae consigo una grata sorpresa, una nueva experiencia y una historia para contar.

La innovación educativa no se aprende solo en una formación profesional, los padres la entendemos cuando nuestros hijos van de camino a casa relatando con detalle de qué va el “desafío inicial” o las técnicas utilizadas en el aula y el camino que recorrieron para conocer los “hilos conductores” y lo mucho que han aprendido en los “rincones de aprendizaje”, por ejemplo. Entonces comprendemos, que en este centro la idea preconcebida de colegio tradicional ha evolucionado tal como lo ha hecho la industria automotriz, la telefonía en general y los medios de comunicación. Finalmente, en nuestro pequeño mundo educativo las cosas también han cambiado para bien… y mucho. Lo que, en consecuencia, mejora proporcionalmente la rutina familiar.

La adaptación al cambio es lo más difícil para los adultos: somos desconfiados, nos incomoda salir de nuestra “área de confort” y esperamos ver resultados inmediatos. Hasta que (no cuando tú quieres, sino cuando el niño está listo) llega el día en que tu hijo/a te demuestra todo lo que ha aprendido. Y mejor aún, lo hace sin haber memorizado un texto con la finalidad de responder un examen, sino cuando te explica espontáneamente y en cualquier contexto el origen de las cosas y su aplicabilidad en el entorno que para él es familiar.

Y entonces te preguntas: ¿Cómo lo ha logrado? Pues la respuesta está a la vista: en el centro contamos con un grupo de personas capacitadas, bien formadas, motivadas y con una gran vocación de servicio que creen en lo que hacen y están convencidos de las capacidades infinitas que tienen los niños de aprender en un entorno adecuado, positivo y eficaz.

Nuestro colegio es muy especial: profesores, familias, estudiantes y personal administrativo nos consideramos un equipo que “orbita” en función del aprendizaje de valores y la formación de individuos autónomos. Sentimos que si estamos juntos en este proceso, remando hacia el mismo sitio, estamos mejor (y tenemos razón). Nos encanta la diversidad, aprendemos muchísimo de ella porque nos convierte en ciudadanos tolerantes, capaces de aceptar las diferencias y respetar otros puntos de vista.

Una “familia Trilema” es feliz cuando al final de la jornada, sus hijos están bien, cuando te reciben cada día a la hora de la salida con una sonrisa, cuando te dicen: “ hoy me ha ido muy bien, tengo mucho que contarte, no te lo vas a creer”.

Anahí Fernández

Madre de alumna y miembro AMPA Trilema  Avda. América

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