Suena el timbre y te das cuenta de que no has cumplido con lo que tenías planeado para hoy. ¿Te suena familiar? Seguramente esta es una situación con la que nos hemos encontrado todos los docentes alguna vez en nuestras vidas: perdemos tiempo en la transición entre actividades o nos encontramos empleando más tiempo del que pensábamos en completar una tarea. La gestión del tiempo es uno de los mayores retos que se nos presenta a los profesores y profesoras de cualquier nivel educativo. ¿Qué podemos hacer para mejorar en este sentido? A continuación se presentan algunas técnicas que pueden sernos útiles para optimizar el tiempo en el aula.

  • Cronómetro: un primer paso para gestionar mejor el tiempo es tenerlo presente y visible en el aula. ¿Cómo? Podemos proyectarlo en nuestras pizarras digitales o introducir un cronómetro físico en clase. Establecer tiempos límite de forma clara y visual para la realización de las actividades nos ayudará a profes y estudiantes a organizarnos mejor y evitaremos emplear más tiempo de lo planeado en la realización de las mismas.

 

  • Rutinas: como hemos visto, la mayoría del tiempo se pierde en la transición de las actividades. Después de entrenar una rutina, nuestros alumnos y alumnas saben de antemano lo que tienen que hacer cuando empezamos la misma, por lo que el tiempo invertido en instrucciones y preparación es menor. Así mismo, las rutinas son muy recomendables para aquellos estudiantes que trabajan mejor cuando les anticipamos las dinámicas.

 

  • Uso de roles: tanto si trabajamos en cooperativo como si no, asignar tareas puede ayudar a agilizar nuestras lecciones: saber quién se encarga de repartir el material, quién revisa las agendas, quién presentará las tareas en voz alta… permite evitar las frecuentes discusiones sobre quién hace qué y su consiguiente pérdida de tiempo.

 

  • Copiar enunciados: ¿Realmente es necesario que copien todos los enunciados en sus cuadernos? Quizás podemos ganar minutos replanteándonos esta, a veces polémica, cuestión.

 

  • Haz- ahora: consiste en tener preparada una actividad para los cinco primeros minutos de clase. Normalmente se proyecta en la pizarra o se reparte a los alumnos, aunque también podemos copiarla en la pizarra. Además de poder ser una buena oportunidad para activar conocimientos previos necesarios para la lección que sigue o repasar lo impartido el día anterior, nos ayuda a mejorar la puntualidad y atención de los alumnos y alumnas, sobre todo cuando los docentes tenemos que cambiar de clase, encender el proyector o necesitamos un minuto para organizar lo necesario para la siguiente lección.

 

  • Señal de ruido cero: pactar con nuestros alumnos y alumnas una señal ante la cual todos y todas dejemos lo que estemos haciendo y escuchemos, nos ayudará a agilizar los procesos.

 

  • Observación: los docentes debemos ser capaces de captar el ritmo de la clase y tener la flexibilidad para redirigir nuestras clases hacia un enfoque más efectivo. Para ello, tener una buena planificación en la que sepamos qué deben hacer nuestros alumnos en cada momento y en la que tengamos pensado un plan b, por si fuera necesario, nos puede ayudar a gestionar mejor nuestro tiempo.

 

¿Te atreves a poner alguna de estas técnicas en práctica y comprobar si tus clases son más dinámicas?

 

María Román

Tutora de 2º en Trilema Avenida América y formadora de la Fundación Trilema

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