Afortunadamente la ciencia y en concreto la neurociencia y la neuropsicología nos ayudan a entender cómo funciona y aprende el cerebro.
Debemos partir de la importancia de entender que no hay dos cerebros iguales y que todos los cerebros disponen de plasticidad cerebral. La plasticidad permite a las neuronas regenerarse tanto anatómica como funcionalmente, lo que permite tener una visión de potencialidad, es decir, estamos en permanente proceso de cambio y aprendizaje.
Continuemos con lo que nos compete, al introducir el artículo hablaba que, gracias a los avances científicos en concreto en neurociencia y neurobiología, ha nacido una nueva disciplina que nos capacita a profesionales de la educación a tener una labor más efectiva y realista con el desarrollo y aprendizaje del ser humano: la neuroeducación o neurodidáctica que combina los avances en neurociencia, la psicología y la pedagogía.
Desde el colegio nos sustentamos y apoyamos en los avances científicos que demuestran empíricamente cómo aprende un cerebro, muchos de estos son los que fundamentan muchas de nuestras decisiones y acciones que llevamos a cabo en el centro.
Pero antes de responder cómo aprende un cerebro nos haremos otras preguntas que nos ayudarán a contestar dicha pregunta:
¿Cómo funciona la atención?
La atención es un recurso limitado y en algunas edades más, algunos estudios demuestran que entre 10 y 15 minutos.
Por eso, las actividades de trabajo cooperativo, las rutinas de pensamiento y los juegos relacionados con el tema o “píldoras de movimiento”, nos ayudan a oxigenarnos y volver a cargar nuestro “bote atencional”. No podemos olvidar la importancia de la psicomotricidad, la Educación Física, las artes plásticas y la música que ayudan al desarrollo y el equilibrio.
Para llegar al aprendizaje hay que abrir varias puertas. La primera de todas es la puerta de la curiosidad y el interés.
Ya sea partir de curiosidades e intereses de nuestro alumnado o creándolo en el aula.
Una vez hemos conseguido que haya curiosidad, abriremos la siguiente puerta que es la de la emoción, otra puerta que nos acerca al aprendizaje. Esto ayuda a nuestro alumnado a prestar atención, y si hemos captado su atención, ya hemos abierto la puerta de la atención; así, podremos conseguir abrir la siguiente puerta, la puerta de la comprensión.
En el aula debemos asegurarnos que han comprendido, si no ejecutarán mal la tarea o actividad y el aprendizaje no será el deseado.
Una vez abiertas todas estas puertas habremos conseguido acceder a la memoria y por lo tanto conseguir que se produzca el aprendizaje deseado, abriendo la última puerta, la puerta de la memoria y el aprendizaje.
Para favorecer este proceso utilizamos los llamativos, sorprendentes y atractivos desafíos iniciales, es día tan especial, tan sorprendente y lleno de emoción en el que nuestros alumnos no saben lo que les espera, pero que les chifla.
Día a día en las clases comenzamos presentado el objetivo de la sesión y presentamos un reto, pequeño desafío o pregunta que llama amablemente a cada una de las puertas.
Porque la atención no se presta, se capta.
También nos preguntamos: ¿cómo funciona la memoria?
Como docentes tenemos que tener en cuenta la ATENCIÓN, la CONCENTRACIÓN y el ESTADO EMOCIONAL de alumnos y alumnas, ya que es fundamental para codificar la información.
Hay 3 procesos básicos de memoria:
1. CODIFICACIÓN.
2. ALMACENAMIENTO.
3. RECUPERACIÓN.
La ATENCIÓN es la llave de la MEMORIA. Si no se presta atención a los estímulos es imposible almacenarla. Muchos de los fallos de MEMORIA son fallos de ATENCIÓN.
Para ayudar a que se produzcan estos procesos básicos de la memoria en el colegio nos servimos de diferente material, tanto manipulativo como multisensorial. Además, trabajamos en diferentes espacios y rincones, y visibilizamos en aulas y pasillos el aprendizaje de alumnos y alumnas mediante murales, estrategias de pensamiento, herramientas de evaluación, actividades de cooperativo, metacognición y mucho más.
Otra pregunta que no se nos puede escapar es: ¿cómo funciona la motivación?
Entendemos que un cerebro aprende activado por el sistema biológico de la motivación que se fundamenta en tres ámbitos, y que comúnmente se conoce como D.A.S.:
Deseo:
Es importante para generar ganas de aprender provocar deseo, sorpresa para que así se active además la atención. La sorpresa y el deseo incrementan la atención y como he citado antes, sin abrir la puerta de la atención no hay aprendizaje. Si conseguimos provocar ese deseo activaremos el sistema de motivación para querer aprender.
Acción:
Cuando pasamos a la acción y aprendemos haciendo, nuestro alumnado siente que aplica lo aprendido en muchas de las actividades que llevan a cabo.
Como por ejemplo los productos que realizan al final de cada proyecto, esto les retroalimenta y les mueve a querer seguir avanzando y aprendiendo.
Satisfacción:
La satisfacción de conseguir un objetivo, de alcanzar una meta, de superarse, de adquirir u nuevo aprendizaje reforzará todo el proceso de aprendizaje predisponiendo al alumno a querer aprender a lo largo de toda la vida.
Aquí nuestros alumnos y alumnas cuando presentan sus porfolios, cuando consiguen lo esperado, cuando llega el día de la celebración del aprendizaje sienten una tremenda satisfacción que les impulsará a seguir avanzando y a no perder las ganas de aprender.
Así que… ¿sabes ya cómo aprende el cerebro?
Víctor Miñana
Orientador Trilema Avenida América.
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